El ser humano desde el comienzo
de sus días tiene la inquietud, de no permanecer quieto, de seguir el avance de
sus instintos, e investigar todo lo que depara a su alrededor, desde el
posicionamiento de feto, en el vientre de nuestras madres, comenzamos la
aventura innata de la investigación y el crecimiento físico y mental, hasta el
final de nuestros días, es por ello, que tenemos y debemos alimentarnos
biológicamente, para consolidarnos como humanos y seres racionales.
Comer es una necesidad biológica
de todos los seres vivos, para mantener el organismo en un estado
saludable, sustento o combustible diario,
que nos aporta energía y vitalidad para llevar a cabo nuestras actividades físicas
o intelectuales. Cuando otorgamos a los
alimentos el valor biológico, nos parece en ocasiones no dar fundamento al placer, está claro, que las
comidas más elaboradas y la mezcla de sabores en nuestro paladar, aparte de
aportar un valor energético más elevado, por la mezcla en cuestión, nos parece más
atrayente, que los alimentos en un estado simple.
Pongamos un ejemplo: una de las
bases alimenticias del mundo. El cereal denominado arroz, aporte orgánico en
forma de Hidratos de Carbono, que unido a Carnes, verduras o Pescados,
ocasionan la especial y gourmet tradición de una Paella. El aporte energético
se aumenta, con la mezcla de grasas o lípidos, proteínas y vitaminas, que
encontramos en el resto de los alimentos.
En realidad, esa es la base de la
cocina, la mezcla de los componentes, con una razón culinaria y apreciada al
paladar, pero sin perder, la razón al estado saludable de nuestras dietas.
En el primer mundo, donde todos
llevamos, a nuestra boca alimentos diariamente, en ocasiones perdemos el
sentido de los componentes. Porque digo esto, bueno cuando alguien normal sin
ningún tipo de patología se dispone a llenar el carro de su compra, compra lo
que le gusta, lo que le han enseñado a comer, o lo que su cartera le permita. Es
en el momento de elegir, cuando no nos paramos a saber lo que comemos, Los
alimentos no elaborados, son primarios, y aunque se sepa su procedencia por el
etiquetado, Siempre se dan pequeñas trazas de otros compuestos para su conservación.
Pero y que pasa con la gran industria
de la elaboración, realmente somos cocientes de lo que estamos comiendo, antes
comíamos nata y era nata, comíamos jamón cocido y era jamón cocido, ahora lleva
lácteos, azucares, conservantes, edulcorantes, trazas de cereales, patatas,
etc. Bueno en realidad, esto es algo que todos sabemos, y realmente, es difícil
cambiar un pensamiento al consumismo y a la venta de productos elaborados.
Defender los sabores originales,
y apreciar en cada momento lo que llevamos a nuestro estomago, hoy día es muy
difícil, si no eres una persona enferma o esta supeditada a una dieta estricta
por deporte o por culto al cuerpo. En estas excepciones controlas cada caloría,
cada componente y la combinación de mezclas que son posibles para que no
afecten a tu metabolismo, Pero también hay que decir, que se reduce, la
capacidad culinaria, y se repite una y otra vez las mismas ingestas. No defiendo en ningún momento ni una postura
ni otra, es cuestión de equilibrio, Esta claro que comer sano y variado, a la
larga es mejor para nuestra salud, que si fuésemos cocientes de todo lo que nos
venden en los productos cocinados o elaborados, volveríamos mas a los fogones,
pero no hay tiempo, vivimos estresados por avanzar, y consumimos, porque nos
inculcan consumir.
Retomando la idea, de llevar a la
mesa alimentos ricos, y saludables y a
la vez placenteros al paladar, es donde entra nuestra tarea, la tarea de todos
y cada uno de los cocineros ,que ofertan desde sus casas su arte ,para
complacer a sus clientes, o de aquellos cocineros que cada día llenan la mesa
de su familia, es una conciencia, no absoluta, es una conciencia paulatina,
lenta y segura, volver a utilizar las bases para saber que como, para que lo cómo
y qué me aporta.
Hoy día es más fácil y barato,
que eso es algo importante y penoso en estos días, comprar una fritura elaborada, que un filete
de carne. Y las madres de hoy no se conciencian, que los niños de hoy serán el
futuro del mañana.
Me alegro, que en el colegio se vuelvan
a defender las piezas de fruta, para desayunar y los bocadillos y dejar a un
lado la tentativa de la deliciosa y apetecible bollería que nos trae esa
divertida pegatina. Pero la conciencia, también debe surgir del hogar, mamas
enseñemos a nuestros chicos a cocinar, a que aprendan a ensuciarse las manos
con el pescado, a que no pasa nada si te cortas un poquito un día pelando
patatas, a degustar los sabores de siempre.
Todos aquellos, que después de
salir del nido original, no han tenido, el placer de mancharse las manos en una
cocina, serán los dados a consumir, y despilfarrar su dinero y su salud, en
alimentos compuestos y llenos de enriquecedores conservantes.
No todos estamos dotados para
cocinar como los grandes chef, pero si debemos a portar nuestro grano de arena,
en volver a concienciar, que la verdura de un huerto y su sabor, nada tiene que
ver con las grandes producciones, que un ave de corral, aun sea de una granja
de fin de semana, o del campo de unos familiares, nada tiene q ver, con los
deliciosos y atrayentes nuggets. Que las
personas en mayor o menor medida seguimos teniendo contacto con el campo, con
la naturaleza, aunque sea por ir a pasear al parque, pues eso, ese olor a
tierra mojada, es como el roció de la mañana, en la huerta, que tanto cuesta cultivar, y que nos da esos
maravillosos tomates que solo unos cuantos
valoramos. Pero como siempre digo más vale un camino lento y seguro,
pero con un fin, el de llenar nuestra
mesa y nuestra tripa de sabores de verdad, de componentes en estado
original, y no tratados, y que si, que hay que seguir llenando la cesta de la
compra, pero aprendamos a ver la letra pequeña, y a seleccionar lo que somos y
lo que queremos ser, los genes de hoy serán una gran parte a nuestros hábitos
de vida, para los que están por venir.